Los cactus son plantas conocidas por su resistencia y capacidad para sobrevivir en condiciones áridas, gracias a su habilidad para almacenar agua en sus tallos. Sin embargo, esto no significa que no necesiten cuidados. Uno de los aspectos más importantes para mantener un cactus saludable es saber cuándo y cómo regarlo.
La frecuencia con la que debes regar un cactus depende de varios factores, como la época del año, el clima y el tipo de sustrato. En general, durante la primavera y el verano, que son las épocas de crecimiento activo, los cactus necesitan más agua. En estos meses, puedes regarlos cada 7-10 días, asegurándote de que el sustrato esté completamente seco antes de volver a regar. En otoño e invierno, los cactus entran en un período de reposo y requieren menos agua.
Es fundamental que los cactus estén plantados en un sustrato adecuado, que permita un drenaje rápido y evite el encharcamiento. Una mezcla de tierra para cactus, arena y piedras pequeñas, como la piedra pómez, la grava volcánica o el sílice es ideal. Además, asegúrate de que la maceta tenga agujeros de drenaje para que el exceso de agua pueda salir.
Aunque los cactus son resistentes, es importante prestar atención a las señales que indican que necesitan agua. Si notas que el cactus se ve arrugado o marchito, es probable que esté deshidratado. Por otro lado, si las raíces se pudren o el cactus se vuelve blando, puede ser señal de exceso de riego.
Cuando riegues un cactus, hazlo de manera abundante pero no frecuente. Asegúrate de que el agua llegue a las raíces y que el exceso se drene completamente. Evita mojar el cuerpo del cactus, ya que esto puede favorecer la aparición de hongos o enfermedades.
Regar un cactus no es complicado, pero requiere atención y paciencia. La clave está en entender las necesidades de la planta y adaptar el riego según la época del año y las condiciones ambientales. Con estos cuidados, tu cactus crecerá sano y fuerte, llenando tu espacio con su belleza única y resistente.